Egin nahi ez dutenak
Orain dela 5 urte Garan argitaratu zen artikulu batekin
egin dut topo gaur. Iruñerriko egoerari buruz ari da hizketan, baina
berak ere aitortzen du Euskal Herri osorako baliagarria dela berak
esandakoa. Artikulua oso mamitsua da eta askotan gure artean dagoen
tabu bati buruzkoa da: egin nahi ez duten euskaldunak egon badaude.
Ñabardura asko egin behar zaizkio baieztapen potolo honi, baina sinple
eta zuzena da, eta askotan horiek ere balio dute.
Hona artikulua:
LOS HABLANTES DE EUSKERA QUE DECIDIERON NO SERLO
Por J. S. Sesma
PRIMAVERA de 2001, un instituto de Secundaria de modelo D en la
zona mixta. Un grupo de bachillerato solicita a su profesora unos
minutos para debatir y votar una huelga contra el Decreto Foral de
Diciembre de 2000 que en su opinión (y en la mía) pretende restringir
el uso del euskara en las Administraciones públicas de Navarra; los
argumentos manejados por la asamblea de alumnos son, como es esperable,
que el citado Decreto limita sus derechos a vivir en euskara. Ante el
asombro de la profesora, los alumnos (escolarizados desde los tres años
en modelo D y habituales en cualquier movilización a favor del euskara)
desarrollan su asamblea ¡en castellano! Cuando la profesora les
pregunta al respecto, ningún alumno se sonroja o insinúa algún atisbo
de autocrítica; da la impresión de que ni siquiera son conscientes de
la contradicción. Cuando se les pide que expliquen por qué no sólo en
la asamblea sino en ningún momento de su jornada escolar hablan la
lengua en la que dicen querer vivir, no se produce lo que en la jerga
docente de hoy llamamos disonancia cognitiva, esto es, no sufren ningún
cruce de cables ante su evidente incoherencia; se irritan ante la
pregunta y sostienen que la responsabilidad no es suya, sino siempre es
de algo externo: la Historia, el sistema, el Gobierno español, la
globalización o el duque de Alba.
Y lo terrible de esta anécdota (y la tesis de este artículo) es que
no es una anécdota, no es un hecho aislado sino la situación general.
Hay dos excepciones pero la afirmación fuerte es que la inmensa mayoría
de los escolarizados y ex escolarizados en euskara en Navarra (que no
proceden de un entorno familiar euskaldun) ni hablan, ni al parecer
tienen ninguna intención de hablar euskara fuera de la tarea escolar y
el trato con el profesorado. Como decía, hay dos importantes
excepciones: los euskaldunes de familia y una minoría de escolarizados
y ex escolarizados que militante y coherentemente han integrado el
euskara en su vida. El problema del grupo de transmisión familiar no es
que sea más o menos pequeño, el problema es que no puede crecer más
allá del crecimiento demográfico. El otro grupo, importante por su
actividad pero muy minoritario, lo constituyen los escolarizados que
han decidido integrar el euskara en su vida; a menudo están ligados a
actividades en euskara; a veces estas actividades son profesionales
(traductores, profesores) pero otras veces no lo son (campañas pro
euskara, militancia política o sindical). Su postura es absolutamente
coherente e impecable. Su número es, como decía, escaso.
PORQUE el problema es la zona mixta, esos ya miles (¡!) de
escolarizados y ex escolarizados que acaban el bachillerato, que acuden
puntualmente a la Korrika y al Oinez, que se indignan periódicamente
con UPN y que están dispuestos a muchos esfuerzos por el euskara…
excepto hablarlo (o leerlo); que quieren que todo el mundo hable
euskara, excepto al parecer ellos mismos. Y voy a reformular aquí la
tesis de este artículo pero de un modo que estoy seguro va a resultar
mucho más polémico: el verdadero problema de la (no) utilización del
euskara en Navarra es que la mayoría de los euskaldunizados han
decidido no hablarlo. Y lo han decidido pero sin aceptar que lo hayan
decidido; porque aceptar que no quieren hablar euskara sí que les
produciría disonancia cognitiva, y también disonancia emocional y
vértigo vital.
¿Quiero decir con todo esto que la actuación de la Administración
navarra es irrelevante? No es así. Está claro para mí que UPN pone las
trabas que puede al uso del euskara en el ámbito público; imagino que
su sueño sería derogar una Ley del Vascuence a la que siempre se opuso
y hacer desaparecer los modelos D que han sido el verdadero motor de la
euskaldunización; en definitiva Miguel Sanz hace lo que puede, el
hombre, para reducir el uso del euskara y por ejemplo promulga el
Decreto de Diciembre de 2000. Pero digamos la verdad: aunque este
Decreto restringe el uso del euskara en las Administraciones, no es
ésta la causa por la que los euskaldunes de la Zona Mixta no hablan
euskara.
Por supuesto que no hablan o leen euskara porque les es más cómodo
hacerlo en castellano. Por supuesto que aquí está el quid del asunto.
Por supuesto que los euskaldunizados se encuentran en una situación de
diglosia que les viene dada por la historia; pero entonces deberían
formularlo de otra manera: “dado que por razones históricas,
culturales, de presión del medio, etcétera nos es más cómodo hablar en
castellano, hemos decidido hablar en castellano incluso en los ámbitos
en los que podemos hablar euskara” (hay además un evidente círculo
vicioso en el que no hay que insistir: puesto que no lo hablan, lo
hablan mal y todavía les resulta más incómodo hacerlo; entonces, no lo
hablan…). Y ésta es la afirmación fuerte que nadie, ni ellos -los
actores- ni los que sacan conclusiones y lecturas políticas o
lingüísticas de la encuesta del Gobierno vasco sobre el uso del euskara
entre 1991-2001 se atreven a hacer. La encuesta confirma (me remito a
la versión de Berria, 26 de septiembre) lo que cualquiera que trabaje
en la enseñanza en euskara sabe hace tiempo: incluso en la CAV y por
supuesto en Navarra hay un aumento del uso público del euskara
(enseñanza, Administraciones) y una reducción (porcentual) del uso
privado; esta reducción en el uso cotidiano se debe al aumento
porcentual de euskaldunberris. Es decir, lo que ya intuitivamente
sabíamos: los euskaldunzaharras siguen hablando y la mayoría de los
escolarizados en euskara procedentes de hogares castellanoparlantes han
decidido (o deciden cada día) no hablar euskara. Pero como este hecho
es difícil de digerir, o bien se niega (quiero hablar aunque no
hablo¡!), o bien se buscan causas no principales (el insuficiente apoyo
administrativo), o causas fantasiosas (el euskara escolar es
excesivamente gramatical). No me lo invento, lo leí en Berria hace un
par de meses (cualquiera que enseñe en modelos D de la zona mixta puede
dar cuenta del excesivo gramaticalismo del euskara de los alumnos).
Y a nadie, repito, a nadie le he oído pronunciar mi tesis, a saber,
que la mayoría de euskaldunizados en Navarra -hoy por hoy- no quieren
hablar euskara; y me temo que no lo he oído porque no es políticamente
correcto decirlo en ambientes euskaltzales. Para mí es muy comprensible
que los euskaldunizados no quieran hablar euskara, puesto que hacer
tuya de verdad una lengua que no es la primera en un ambiente
castellanoparlante es un esfuerzo muy grande. Es comprensible y es
respetable como opción personal; lo que no es comprensible y mucho
menos respetable es mantener la ficción de que se quiere (y se exige)
vivir en euskara cuando todos los días se decide no hacerlo. Si
preguntaran a los euskaltzales las causas de la escasa utilización del
euskara en Navarra en los últimos 20 años apuntarían al Gobierno, a los
medios de comunicación o al genocidio lingüístico; jamás a la propia
responsabilidad de los que han aprendido y no ejercen.
Gordina, baina pentsatzeko modukoa, ez nuen ezagutzen.
nik ez dut uzte nafarrotarrak ez dutela euskara hitzegin nahi ori zuk ezango duzu bahina nik nafarroan lagun asko ditut eta euskeras ia bete itzegiten dutenak